Si bien desde hace décadas las mujeres fuimos logrando cambios que nos posicionan positivamente en relación con nuestras pares de generaciones anteriores, relacionados con los roles que ocupamos en lo público y lo privado, definidos históricamente desde las desigualdades de género, hay todavía cambios sustanciales que necesitamos seguir trabajando.

La intención que nos anima es crear espacios donde poder compartir experiencias, reflexionar y construir colectivamente aprendizajes significativos que nos faciliten tomar conciencia de nuestra situación actual y nos permitan imaginar relaciones y prácticas transformadoras que surjan desde nosotras y puedan expandirse…

Integrantes de Equipo MuMi

Clr. Mariana L. Rezk, Clr. Susana Cypin, Clr. Paola Gentile, Clr. Cristina Zóccola

26/12/13

Entre el mito y la realidad: AMAMOS



Clr. Paola Gentile



En nuestra sociedad, se conoce como “Mito del Amor Romántico” al conjunto de creencias compartidas e imágenes idealizadas sobre el amor, entre las que se encuentran: que el amor todo lo puede, todo lo perdona,  el “verdadero” amor es predestinado, único, exclusivo, eterno, incondicional, es lo más importante y requiere entrega total. Estos mitos han sido transmitidos mediante la sociabilización, siendo reproducidos a través de libros, publicidades, películas, música, etc. e influyen en la manera de pensar y actuar.

Creer que los mitos son posibles puede llevar a confundir la fantasía con la realidad, lo que produce una contradicción entre la experiencia vivida y el mito, no permitiendo vivir nuestras relaciones de una manera libre, saludable y enriquecedora.

Marcela Lagarde y de los Ríos es una académica, antropóloga e investigadora mexicana y nos dice que “para amar tenemos que conocer, tener conocimientos” la clave sería que cada un@ iluminara su configuración amorosa, que analizara el sentido que le da al amor, sus relaciones amorosas, su forma de amar. Esta es una clave profundamente moderna en cuanto al amor, porque la clave tradicional es: el amor se da solo, no hay que analizar nada, no es necesario conocer, el amor llega inesperadamente, te sale naturalmente del corazón y solo debes entregarte.

Para amar, el primer interés tiene que estar situado en nosotr@s mism@s, lo que me exige dar respuesta a las preguntas: quién soy, qué soy, qué quiero, qué deseo, qué anhelo, qué necesito, qué puedo, qué hago. Son preguntas que me guiaran en un recorrido para desarrollar la autoconciencia. Si no conozco quien soy probablemente lo que esté haciendo al amar es cumplir mandatos amorosos.

Más allá del ineludible autoconocimiento también es importante conocer que el concepto de amor es una construcción cultural y como tal sus significados han cambiado a lo largo de la historia. La Dra. Lagarde, nos aproxima una reseña histórica con algunas formas de amor, presentes en la tradición occidental que han configurado el modelo de amar y que aún perviven en la actualidad.

Conozcamos de manera sintética los contenidos del amor en algunas épocas: el mundo griego y la era burguesa.
Así encontramos que para la tradición griega, el amor hace perfectas a las personas. Los griegos veían al amante como un ser imperfecto que ama para encontrar en el otro o en la otra lo que le falta, aquello de lo que carece y que le impide ser perfecto. Piensen en la cantidad de expresiones amorosas contemporáneas que todavía llevan este sello: ver en el amado o en la amada la encarnación de lo perfecto, de lo único, de lo más maravilloso y lo que sucede con este imaginario cuando llegan las desilusiones amorosas, los golpes son muy fuertes, porque ni quien ama ni quien es amado son perfect@s.
También en el mundo griego se consideraba que hay personas que tienen atractivo, y es por eso que atraen amor, es por eso que se las ama. Hoy, sobrevive esta idea y es fuente de muchos dramas, sobre todo para las mujeres, ya que socialmente la atracción se considera muy efímera y está ligada al cuerpo y a la juventud. La pérdida de la capacidad de atracción de las mujeres les  ocasiona un terrible sufrimiento puesto que existe una perversa relación entre el “ideal” de belleza, salud y autoestima.

Otra época, es en la que surge el amor burgués y es una de las formas que más ha impactado al amor contemporáneo. Antes del amor burgués, las personas se unían por arreglos familiares, por conveniencia social, por vincular a personas de un pueblo o tierra.
Cuando aparece el amor burgués, se establece que el amor, el erotismo y la sexualidad deben estar unidos, se establece que el amor pasión debe conducir al matrimonio y la procreación. Esa es la vía legítima y autorizada moralmente para mujeres y para hombres.
Aparece como norma moral obligatoria la heterosexualidad, quedando impresa en la ideología que el amor heterosexual es el amor natural y el no heterosexual es amor contra natura.
Se establece como regla social la monogamia; enseguida la cultura patriarcal fijará las diferencias, la monogamia es obligatoria para las mujeres, mientras que en los hombres es permitida, aceptada y hasta promovida la poligamia. Como producto de la monogamia se dispone la propiedad de los hombres sobre las mujeres, de ahí que deban llevar sus apellidos y según este modelo cada mujer tiene como destino en la vida hallar a un dueño, buscarlo y encontrarlo se vuelve un mandato. No se trata únicamente que la mujer busque un amor, sino de hacer que ese amor sea su dueño, su dueño jurídica, afectiva, sexual y económicamente.
Como fruto del amor burgués, surgen “las madresposas”, mujeres especializadas en ser madres y en ser esposas. Mujeres cuyo sentido central en la vida es encontrar un buen hombre – o malo-  pero al menos uno, para hacer la vida con él, tener hijos y formar una familia, asociando que este modelo de amor es la vía directa y sin escalas a la felicidad, considerando infeliz a la mujer que no ha logrado ese modelo.
Esta ideología condujo y sigue conduciendo a muchas mujeres a tener, sostener y a mantener relaciones devastadoras, alimentándolas con fantasías e idealizaciones muy alejadas de sus realidades concretas. 

Y hoy, aquí estamos…
En nuestra búsqueda de vivir plena y auténticamente necesitamos y queremos conocernos, conocer… y tenemos la valiosa capacidad de cuestionar, dudar,  para poder discernir y elegir!!!
No nos confundamos con ideologías y fantasías que nos alejan de nuestro centro y descubrámonos potenciando al máximo nuestras VIDAS y nuestras relaciones.



Bibliografía:

Lagarde, Marcela 2001 “Claves feministas para la negociación en el amor” 1º ed – Managua: Puntos de encuentro. 2001

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