Clr. Paola Gentile
Las mujeres venimos recorriendo nuevos caminos históricos y
culturales, sociales y relacionales y como todo lo nuevo viene acompañado de
transformación, cambio, descubrimientos y también de incertidumbres.
Esta reflexión va a ser de carácter puramente personal,
intentando transmitir lo que a mí me sucede al encontrarme ante estos nuevos
caminos, donde metafóricamente, muchas veces distingo claramente es por acá
pero en otras me encuentro caminando lento, con dudas… hasta puedo avanzar dos pasos y retroceder cuatro, puedo perderme
y volverme a encontrar, tomar atajos o quedarme dando círculos.
Desde el recorrido hecho hasta aquí puedo reconocer
enseguida, las cadenas que me pueden atar a los mandatos, las creencias e ideas
de lo que una “mujer debe ser” (como producto de una construcción socio
cultural) y desde una mirada más cuestionadora e inquisidora, puedo quitarles
poder, pero paradójicamente eso que me
hace más libre me deja más confundida...
Me doy cuenta que al moverme dentro de lo que se espera de mí,
me permite desenvolverme cómodamente dentro de lo conocido brindándome una
sensación de seguridad, aunque sea un terreno pantanoso. El peaje que pago por
esa comodidad es el alto costo de perder autenticidad.
No en pocas situaciones, me descubro cediendo hasta en cuestiones tan
simples como la no expresión directa de algunos sentimientos como el enojo o la
ira, también puedo experimentar culpa si atiendo mis necesidades ante que la de
los demás, aun observo cómo me condicionan las miradas de aprobación o reprobación
ante mi estilo de vida o mis elecciones, hasta en algunas ocasiones me
encuentro justificando en que decido
utilizar mi propio dinero o mi tiempo. Estas situaciones y otras se pueden ir
intensificando o debilitando de acuerdo al rol en el que me encuentre en
relación con otr@s ya que esta mujer que soy, es madre, hija, pareja, hermana,
ex esposa, trabajadora (dependiente, independiente y comunitaria) amiga, tía,
estudiante, ciudadana… y habitan en mi; mi historia, mi identidad, mis
necesidades, mis logros, mis frustraciones, mis deseos, mis búsquedas, mi vulnerabilidad, mis luchas, mis sueños, mi
libertad…
Ante la confusión al ampliar mi conciencia sobre un sistema
patriarcal injusto, sometedor y que restringe mi potencialidad y autonomía y
contactar con mi modo de funcionar y relacionarme (hasta ahora) por un lado, y
el deseo de asumir la responsabilidad ante
la autoría de mi propio modelo de vida; lo que logra traerme luz en mi andar es
mi autoconocimiento existencial, situacional y relacional con foco en el aquí y
ahora, con la única certeza que estoy en constante cambio.
Sartre diría, estamos condenad@s a ser libres. Somos libres
de ser cualquier cosa, menos no libres. Renunciar
a mi libertad implicaría que otro asuma el control.
Con todo esto que “voy siendo” aspiro a continuar
apropiándome de mis recorridos y que los pasos que vaya dando sean con todo mi
SER.
“Debo asumir que saber
es mejor que no saber, que aventurarse es mejor que no aventurarse, y que la
magia de la ilusión por más atractiva que sea, finalmente debilita el espíritu
humano” (Irvin Yalom)