Si bien desde hace décadas las mujeres fuimos logrando cambios que nos posicionan positivamente en relación con nuestras pares de generaciones anteriores, relacionados con los roles que ocupamos en lo público y lo privado, definidos históricamente desde las desigualdades de género, hay todavía cambios sustanciales que necesitamos seguir trabajando.

La intención que nos anima es crear espacios donde poder compartir experiencias, reflexionar y construir colectivamente aprendizajes significativos que nos faciliten tomar conciencia de nuestra situación actual y nos permitan imaginar relaciones y prácticas transformadoras que surjan desde nosotras y puedan expandirse…

Integrantes de Equipo MuMi

Clr. Mariana L. Rezk, Clr. Susana Cypin, Clr. Paola Gentile, Clr. Cristina Zóccola

8/11/16

Acertijo


Recuerde que aquí no hay trampas, no hay cosas escondidas, todo está a la vista. Algo más: si no conoce el ejemplo, permítame una sugerencia. Trate de pensarlo solo/a porque vale la pena, en particular, porque demuestra que lo que usted cree sobre usted misma/o, a lo mejor no es tan cierto. O, en todo caso, es incompleto. ------------------------------------------------------------------------- 

Antonio, el padre de Roberto, un niño de 8 años, sale manejando desde su casa en la Capital Federal y se dirige rumbo a Mar del Plata. Roberto, va con él. En el camino se produce un terrible accidente. Un camión, que venía de frente, se sale de su sector de la autopista y embiste de frente al auto de Antonio. El impacto mata instantáneamente a Antonio, pero Roberto sigue con vida. Una ambulancia de la Municipalidad de Dolores llega casi de inmediato, advertida por quienes fueron ocasionales testigos, y el niño es trasladado al Hospital Zonal. No bien llegan, los médicos de guardia comienzan a tratar al nene con mucha dedicación pero, luego de charlar entre ellos y estabilizarle las condiciones vitales, deciden que no pueden resolver el problema de Roberto. Necesitan consultar. Además, advierten sobre el riesgo de trasladar al niño, y por eso deciden dejarlo internado allí, en Dolores. 

Luego de las consultas pertinentes, se comunican con el Hospital de Niños de la Capital Federal y finalmente conversan con una eminencia en el tema a quien ponen en autos de lo ocurrido. Como todos concuerdan que lo mejor es dejarlo a Roberto en Dolores, la eminencia decide viajar directamente desde Buenos Aires hacia allá. Y lo hace. Los médicos del lugar le presentan el caso y esperan ansiosos su opinión. Finalmente, uno de ellos es el primero en hablar: '¿Está usted en condiciones de tratar al nene?', pregunta con un hilo de voz. Y obtiene la siguiente respuesta: '¡Cómo no lo voy a tratar si es mi hijo!'. 

Bien, hasta aquí, la historia. Está en usted el tratar de pensar una solución, de manera que tenga sentido. Le insisto en que aquí no hay trampas, no hay nada oculto. Y antes de que lea la solución, quiero agregarle algunos datos: a) Antonio no es el padrastro. b) Antonio no es un cura. Ahora sí, lo/a dejo a usted con su imaginación. Eso sí, le sugiero que lea otra vez la descripción del problema y, créame, es muy ... muy sencillo. # La solución más abajo # Pero EVITE leerla hasta intentar solucionarlo # La solución Lo notable de este problema es lo SENCILLO de la respuesta. Peor aún: no bien la lea, si es que usted no pudo resolverlo, se va a dar la cabeza contra la pared pensando, ¿cómo puede ser posible que no se me hubiera ocurrido? 

La solución es que la EMINENCIA de la que se habla, es la MADRE.

Este punto es clave en toda la discusión del problema. Como se advierte (si quiere vuelva y relea todo), nunca se hace mención al sexo de la eminencia. En ninguna parte. Pero nosotras/os tenemos tan internalizado que las eminencias tienen que ser hombres que no podemos pensarla mujer. Y esto va mucho más allá de que, puestas/os ante la disyuntiva explícita de decidir si una eminencia puede o no puede ser una mujer, creo que ninguna/o de nosotras/os dudaría en aceptar la posibilidad tanto en una mujer como en un hombre. Sin embargo, en este caso, falla. No siempre se obtiene esa respuesta. 

Más aún: hay muchas mujeres que no pueden resolver el problema y cuando conocen la solución se sienten atrapadas por la misma conducta machista que condenan. En fin, creo que es un ejercicio muy interesante para testear nuestras propias complicaciones y laberintos internos.

(Por: Adrián Paenza)

Mandatos de género en las profesiones u oficios



(Clor. Paola Gentile)

El género surge a través de un proceso de construcción social que define lo masculino y lo femenino a partir de los sexos biológicos, hasta establecer las posiciones de poder entre los mismos.
Un abordaje en la categoría género, tiene que ver con la elección y desarrollo de las profesiones u oficios. 

La concepción de que los hombres poseen más aptitud para desempeñar algunas profesiones u oficios y las mujeres otras, se sustenta sobre todo en los procesos de socialización a los que se someten las personas desde su nacimiento y que determinan las formas de pensar y actuar ante la vida.
En muchas ocasiones, se asocia al sexo femenino con tareas que se pudieran considerar como extensión del rol reproductivo, como por ejemplo, el cuidado de la salud o el cuidado de los hijos en las tareas relacionadas con el sector educacional. 

Todo esto es un reflejo de la división sexual del trabajo que se aprecia no solamente en la vida privada del hogar, sino también en el espacio público, así como, por la manifestación de los estereotipos, de acuerdo a lo aceptado por la sociedad. 

Para reflexionar sobre la construcción de los estereotipos culturales en relación a lo femenino y lo masculino, la doctora en Filosofía Diana Maffia, nos acerca un listado de conceptos que podemos vincularlos aproximadamente con este listado, en que una columna está asociada a las características de lo femenino y la otra a las de lo masculino: 

MASCULINO

FEMENINO

Universal
Racional
Abstracto
Público
Hechos
Mente
Literal


Particular
Emocional
Concreto
Privado
Valores
Cuerpo
Metafórico





Esto es lo que se llama dicotomía, estos pares de conceptos son exhaustivos y excluyentes y han dominado el pensamiento occidental y siguen dominando nuestra manera de analizar la realidad.
Esto no sería problema para las mujeres, si no fuera porque ese par está sexualizado. 

Ejemplifiquémoslo, si se requiere que algo sea racional, entonces inmediatamente se piensa en un varón, porque las mujeres están estereotipadas como emocionales o si se demanda algo en la vida privada, vamos a pensar en una mujer, porque los hombres están ubicados en la vida pública, etc.

Si continuamos con la reflexión surgirán infinitos ejemplos acerca de según donde nos posicionemos en la tabla, se verán condicionadas o limitadas nuestra manera de desenvolvernos en nuestras profesiones u oficios o en las elecciones que hagamos de las mismas. 

Detenernos a pensar, dudar sobre esto nos hace más conscientes, nos permite conocernos en profundidad y nos coloca en un lugar de más flexibilidad, donde la profesión u oficio que desarrollemos encaje en nuestro ser persona y no nuestra persona (a presión) en los que culturalmente se designó como lo “propio” por nuestro sexo.

6/9/16

Experiencia de Sororidad

(Clr. Paola Gentile)

“Cuando las cabezas de la mujeres se juntan alrededor de “un fuego”, nacen fuerzas, crecen magias, arden brasas, que gozan, festejan, curan, recomponen, inventan, crean, unen, desunen, entierran, dan vida, rezongan, se conduelen…” (Simone Seija Paseyro)


La palabra sororidad deriva de la hermandad entre mujeres, hermandad por elección y decisión, a través de la cual se van entretejiendo lazos de confianza, respeto, seguridad y amor. 

Son las experiencias de sororidad, las que conducen a las mujeres a la búsqueda de encuentros enriquecedores, altamente saludables, potencializadores para el descubrimiento de cada una de su fortaleza, de su estima, de su valía personal y en donde se puedan desplegar continuamente nuevas posibilidades para transitar un buen y mejor vivir. 

Sin dudas, existen varias mujeres en mi vida con las que he recorrido este camino de crecimiento y maduración pero hoy especialmente vinculado a la sororidad, quiero contar mi experiencia junto a ellas, mis amigas/hermanas del grupo: “Las Marías Magdalenas”

Comienzo a participar en los encuentros de Comunidad (así lo llamamos) hace aproximadamente 13 años por lo que puedo dar cuenta del crecimiento y la transformación que se ha manifestado en
mi propia vida y como testigo de la vida de cada una de mis hermanas (así nos llamamos unas a otras). 

Todas juntas hemos creado un ritual de encuentro, actualmente es de frecuencia mensual (siempre abierto a que si alguna necesita que nos encontremos antes, solo lo pide y ahí estaremos); mateada, cena o almuerzo de por medio, de a una, vamos tomando la palabra, compartiendo libremente lo que deseamos. El clima es tan libre de amenazas, que en plena y total confianza ponemos nuestro corazón latiendo, en carne viva cada vez que nos contamos… y contamos nuestros dolores, alegrías, logros, decepciones, sueños, búsquedas… y es tal la conexión que si una llora ya sea de risa o de tristeza, podemos también llorar todas juntas… luego que terminó de contarse en sus vivencias la que tenia la palabra, recién ahí el resto puede comenzar a preguntar o alentar, o ayudar a discernir, o consolar, o a festejar… 

Hemos formado una alianza de respeto, silencio, lealtad, complicidad y Amor sobre la humanidad de cada una. Conocemos nuestras historias en profundidad y bastan nuestra escucha interesada y miradas aceptantes y desprejuiciadas para que podamos desnudar nuestra alma con total confianza que seremos cuidadas porque nos importamos y mucho. 

Hoy, mi comunidad tiene identidad propia, ya todos/as mi seres cercanos saben de mi participación en este grupo y basta que yo diga tengo comunidad y es algo que se toma “enserio”. Recuerdo al principio la duda que generaba ¿Qué hacíamos? ¿De qué hablábamos? ¿De recetas? ¿De novelas? Hoy se, que lo venimos haciendo es “empoderarnos” y desde los diversos lugares en los que cada una se desempeña, podemos dar cuenta de nuestro poder personal, de nuestra autonomía, nuestras capacidades, de nuestros recursos… hoy, difícilmente alguien “de afuera” pueda tener poder sobre nosotras. 

Agradezco enormemente a este grupo de mujeres maravillosas, mis maestras de vida, mi inspiración, mis hermanas… tanto a las que continúan participando, como también a las que en algún momento de sus vidas formaron parte y hoy ya no participan, pero que aun desde la ausencia siguen estando presentes… 

Es mi deseo que las mujeres podamos tener muchas experiencias de sororidad, que se encienda el fuego y arda la vida!!!



9/8/16

Dar la teta, dar de si




(Clor. Paola Gentile)
Escuchando hace unos días sobre el fenómeno “piquetetazo” y la polémica instalada sobre si es “inapropiado” que las mujeres amamanten en público, me detengo a escuchar todas las opiniones que circulan desde los distintos lugares y me indigno al darme cuenta de cuanto camino nos falta aun por recorrer para evolucionar como sociedad hacia el respeto sobre la integridad de nosotras- las mujeres-.

Una vez más muchos opinan, prohíben, censuran, alientan, juzgan, se alimentan, se erotizan, maternizan, moralizan, horrorizan e incomodan… quedando de manifiesto como desde los distintos lugares - comunitarios, familiares, políticos, científicos - quieren continuar decidiendo sobre nuestro cuerpo, ejerciendo demasiada presión social, ante la cual quedamos expuestas y vulnerables en relación al hecho de amamantar.

A mi entender desde el respeto en el que añoro vivir, y con respecto a este tema en particular, es necesario que cada uno, cada una, desde los distintos lugares en los que nos desenvolvemos, nos comprometamos a no continuar sosteniendo los mandatos patriarcales que persisten en definir lo que como mujeres debemos hacer, cuando y en donde.

Recientemente, del 1 al 7 de agosto ha transcurrido la semana mundial de la lactancia materna, donde el mensaje de la ONU es claro y contundente “La lactancia natural es el mejor modo de proporcionar al recién nacido los nutrientes que necesita” el mensaje es unilateral, pero las realidades socio-económicas y familiares de las mujeres que amamantan son de constituciones múltiples, por lo que apelo nuevamente al respeto que como humanidad debemos tener cuando vemos a una mujer dar la teta, porque detrás de lo que estamos viendo, existe una realidad a la que no podemos acceder en su totalidad, que desconocemos. Y de lo único que si podemos estar seguros/as es que en ese darse, - la mujer - está dando de sí, razón más que valiosa y suficiente para respetarla.

En esta misma línea, también añoro que se fomente la autonomía de las mujeres para la “libre elección” sobre la decisión de amamantar, y aquí me parece sumamente indispensable que seamos informadas al respecto pero no manipuladas desde las culpas, las obligaciones, ni la vergüenza. Y mientras tanto en las expectativas y demandas sociales se va formando un entretejido de contrariedades, las que sin dudas nos afectan, desorientan y confunden; podemos recibir mensajes del “deber de amamantar” y si no lo hacemos eso se asocia muy ligeramente al hecho de ser una mala madre. Por otro lado, te hablan de satisfacer la “libre demanda” pero condicionan sobre cuál es el lugar “adecuado” y no hay compromiso gubernamental en la construcción de los considerados “apropiados”.

Para finalizar, mi última añoranza es que sobre nosotras - las mujeres- surjan miradas amorosas, aceptantes e integradoras sobre la totalidad de nuestro ser, que no nos llenen con mandatos que se vuelven terribles cargas de sobrellevar y que nos obstaculizan que cada una pueda descubrir el propio significado a las experiencias que transitamos a lo largo de nuestras vidas.

Nuevos debates acerca de lactancia materna y feminismos


Clr. Mariana L. Rezk

Conclusión (1)
Retomando el tema de las recomendaciones de la OMS, en general, se las plantea como un llamado a la lactancia materna a demanda y prolongada. Aparecen además en el panorama grupos de mujeres que la apoyan y promueven como La Liga de la Leche (LLL), grupos de presión como la International Baby Food Action Networt (IBFAN) y asociaciones de profesionales médicas y sanitarias locales que la promueven como práctica deseable. Se elaboran campañas de concientización y organizan grupos con posturas militantes que la difunden como la óptima nutrición biológica y afectiva (lactivistas).
No aparece en los debates la discusión acerca de los muchos beneficios que tiene la lactancia materna para las bebas y los bebes y sus madres. Pero lo que está en discusión son los usos que se hacen de la enunciación esos beneficios, por lo que la LM termina convirtiéndose en una responsabilidad más que recae sobre las ya recargadas mujeres actuales.
Ya expuse que la lactancia, además de ser un proceso biológico, es una práctica cultural que está fuertemente condicionado por intereses de variado orden (económico, social, demográfico). También está atravesada por ideologías, religiones, mitos, costumbres y creencias, como también por la consideración acerca del rol social asignado a las mujeres, por modas y valores. Así mismo atravesada por el poder médico – científico y por intereses de mercado e intereses de Estado. Pero más aún está atravesada, y a su vez atraviesa, las condiciones concretas de vida, los recursos personales y de apoyo con los que cuente cada mujer.
En el mundo actual, con la inserción masiva de las mujeres en el mundo público y el laboral, las recomendaciones parecen incompatibles con el ritmo de vida que se lleva y suenan a prescripciones y mandatos. La responsabilidad de la crianza y la socialización temprana siguen recayendo sobre las mujeres. Y ahí es donde se debe dar la discusión.
En el panorama que hice acerca de las diferentes posturas en debate, puede verse un continuum.  Un polo puede señalarse en quienes, por fuera del feminismo, mantienen una posición que prioriza la lactancia materna a demanda y prolongada y sin concesiones. En el otro extremo se encuentran quienes discuten la necesidad de un discurso antimaternal. La zona central está poblada de distintas versiones de la “crianza con apego”, “crianza en tribu” y la reflexión sobre el cuidado.
Todo este amplio abanico parece coincidir en la necesidad imperiosa de poner en el centro de la discusión la importancia de brindar apoyo a las mujeres, sea que deseen dedicarse a tiempo completo a la crianza intensiva o que quieran conciliar la crianza con la vida laboral y personal.
Para que, finalmente, la consigna “lo personal es político” llegue a uno de los lugares más personales y privados hasta ahora: la maternidad, la crianza y la lactancia. Y éstas se trasformen en preocupaciones y ocupaciones socializadas y compartida y por lo tanto que la igualdad sea más igual.

(1)         Conclusión del trabajo final presentado para la aprobación de Curso de Postgrado “Género, Salud Mental y Derechos” Centro de Salud Mental Nº 1 “Dr. Hugo Rosarios”. Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ministerio de Salud - Dirección General de Salud Mental. Docente: Mgter. Marina Laski. Codocentes: Lic. Silvia Hofman - Lic. Cristina Dotti. Año 2014



Si tenés interés en conocer la totalidad del trabajo comunícate con nosotras que lo remitimos por mail. ¡Muchas gracias!

25/2/16

La Soledad y la Desolación, por Marcela Lagarde







 Nos han enseñado a tener miedo a la libertad; miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad. El miedo a la soledad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía, porque desde muy pequeñas y toda la vida se nos ha formado en el sentimiento de orfandad; porque se nos ha hecho profundamente dependientes de los demás y se nos ha hecho sentir que la soledad es negativa, alrededor de la cual hay toda clase de mitos. Esta construcción se refuerza con expresiones como las siguientes “¿Te vas a quedar solita?”, “¿Por qué tan solitas muchachas?”, hasta cuando vamos muchas mujeres juntas.
La construcción de la relación entre los géneros tiene muchas implicaciones y una de ellas es que las mujeres no estamos hechas para estar solas de los hombres, sino que el sosiego de las mujeres depende de la presencia de los hombres, aun cuando sea como recuerdo.
Esa capacidad construida en las mujeres de crearnos fetiches, guardando recuerdos materiales de los hombres para no sentirnos solas, es parte de lo que tiene que desmontarse. Una clave para hacer este proceso es diferenciar entre soledad y desolación. Estar desoladas es el resultado de sentir una pérdida irreparable. Y en el caso de muchas mujeres, la desolación sobreviene cada vez que nos quedamos solas, cuando alguien no llegó, o cuando llegó más tarde. Podemos sentir la desolación a cada instante.
Otro componente de la desolación y que es parte de la cultura de género de las mujeres es la educación fantástica par la esperanza. A la desolación la acompaña la esperanza: la esperanza de encontrar a alguien que nos quite el sentimiento de desolación.
La soledad puede definirse como el tiempo, el espacio, el estado donde no hay otros que actúan como intermediarios con nosotras mismas. La soledad es un espacio necesario para ejercer los derechos autónomos de la persona y para tener experiencias en las que no participan de manera directa otras personas.
Para enfrentar el miedo a la soledad tenemos que reparar la desolación en las mujeres y la única reparación posible es poner nuestro yo en el centro y convertir la soledad en un estado de bienestar de la persona.
Para construir la autonomía necesitamos soledad y requerimos eliminar en la práctica concreta, los múltiples mecanismos que tenemos las mujeres para no estar solas. Demanda mucha disciplina no salir corriendo a ver a la amiga en el momento que nos quedamos solas. La necesidad de contacto personal en estado de dependencia vital es una necesidad de apego. En el caso de las mujeres, para establecer una conexión de fusión con los otros, necesitamos entrar en contacto real, material, simbólico, visual, auditivo o de cualquier otro tipo.
La autonomía pasa por cortar esos cordones umbilicales y para lograrlo se requiere desarrollar la disciplina de no levantar el teléfono cuando se tiene angustia, miedo o una gran alegría porque no se sabe qué hacer con esos sentimientos, porque nos han enseñado que vivir la alegría es contársela a alguien, antes que gozarla. Para las mujeres, el placer existe sólo cuando es compartido porque el yo no legitima la experiencia; porque el yo no existe.
Es por todo esto que necesitamos hacer un conjunto de cambios prácticos en la vida cotidiana. Construimos autonomía cuando dejamos de mantener vínculos de fusión con los otros; cuando la soledad es ese espacio donde pueden pasarnos cosas tan interesantes que nos ponen a pensar. Pensar en soledad es una actividad intelectual distinta que pensar frente a otros.
Uno de los procesos más interesantes del pensamiento es hacer conexiones; conectar lo fragmentario y esto no es posible hacerlo si no es en soledad.
Otra cosa que se hace en soledad y que funda la modernidad, es dudar. Cuando pensamos frente a los otros el pensamiento está comprometido con la defensa de nuestras ideas, cuando lo hacemos en soledad, podemos dudar.
Si no dudamos no podemos ser autónomas porque lo que tenemos es pensamiento dogmático. Para ser autónomas necesitamos desarrollar pensamiento crítico, abierto, flexible, en movimiento, que no aspira a construir verdades y esto significa hacer una revolución intelectual en las mujeres.
No hay autonomía sin revolucionar la manera de pensar y el contenido de los pensamientos. Si nos quedamos solas únicamente para pensar en los otros, haremos lo que sabemos hacer muy bien: evocar, rememorar, entrar en estados de nostalgia. El gran cineasta soviético Andrei Tarkovski, en su película “Nostalgia” habla del dolor de lo perdido, de lo pasado, aquello que ya no se tiene.
Las mujeres somos expertas en nostalgia y como parte de la cultura romántica se vuelve un atributo del género de las mujeres.
El recordar es una experiencia de la vida, el problema es cuando en soledad usamos ese espacio para traer a los otros a nuestro presente, a nuestro centro, nostálgicamente. Se trata entonces de hacer de la soledad un espacio de desarrollo del pensamiento propio, de la afectividad, del erotismo y sexualidad propias.
En la subjetividad de las mujeres, la omnipotencia, la impotencia y el miedo actúan como diques que impiden desarrollar la autonomía, subjetiva y prácticamente.
La autonomía requiere convertir la soledad en un estado placentero, de goce, de creatividad, con posiblidad de pensamiento, de duda, de meditación, de reflexión. Se trata de hacer de la soledad un espacio donde es posible romper el diálogo subjetivo interior con los otros y en el que realizamos fantasías de autonomía, de protagonismo, pero de una gran dependencia y donde se dice todo lo que no se hace en la realidad, porque es un diálogo discursivo.
Necesitamos romper ese diálogo interior porque se vuelve sustitutivo de la acción; porque es una fuga donde no hay realización vicaria de la persona porque lo que hace en la fantasía no lo hace en la práctica, y la persona queda contenta pensando que ya resolvió todo, pero no tiene los recursos reales, ni los desarrolla para salir de la vida subjetiva intrapsíquica al mundo de las relaciones sociales, que es donde se vive la autonomía.
Tenemos que deshacer el monólogo interior. Tenemos que dejar de funcionar con fantasías del tipo: “le digo, me dice, le hago”. Se trata más bien de pensar “aquí estoy, qué pienso, qué quiero, hacia dónde, cómo, cuándo y por qué” que son preguntas vitales de la existencia.
La soledad es un recurso metodológico imprescindible para construir la autonomía. Sin soledad no sólo nos quedaremos en la precocidad, sino que no desarrollamos las habilidades del yo. La soledad puede ser vivida como metodología, como proceso de vida. Tener momentos temporales de soledad en la vida cotidiana, momentos de aislamiento en relación con otras personas es fundamental. y se requiere disciplina para aislarse sistemáticamente en un proceso de búsqueda del estado de soledad.
Mirada como un estado del ser –la soledad ontológica–  la soledad es un hecho presente en nuestra vida desde que nacemos. En el hecho de nacer hay un proceso de autonomía que, al mismo tiempo, de inmediato se constituye en un proceso de dependencia. Es posible comprender entonces, que la construcción de género en las mujeres anula algo que al nacer es parte del proceso de vivir.
Al crecer en dependencia, por ese proceso de orfandad que se construye en las mujeres, se nos crea una necesidad irremediable de apego a los otros.
El trato social en la vida cotidiana de las mujeres está construido para impedir la soledad. El trato que ideológicamente se da a la soledad y la construcción de género anulan la experiencia positiva de la soledad como parte de la experiencia humana de las mujeres. Convertirnos en sujetas significa asumir que de veras estamos solas: solas en la vida, solas en la existencia. Y asumir esto significa dejar de exigir a los demás que sean nuestros acompañantes en la existencia; dejar de conminar a los demás para que estén y vivan con nosotras.
Una demanda típicamente femenina es que nos “acompañen” pero es un pedido de acompañamiento de alguien que es débil, infantil, carenciada, incapaz de asumir su soledad. En la construcción de la autonomía se trata de reconocer que estamos solas y de construir la separación y distancia entre el yo y los otros.
http://www.mujerpalabra.net/frases/?p=462

“Si hay amor, no hay violencia”





(Clr. Paola Gentile)
Es el nombre de la campaña audiovisual que presentó el Ministerio de Desarrollo Social de la Ciudad en el marco del día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer (Nov/2015) para la cual se convocó a  artistas y periodistas que participaron de cinco cortos que representan distintas situaciones de violencia de género inspiradas en historias reales y se difunde un 0800-666-8537 que funciona las 24 horas, todo el año para pedir ayuda.

Para lograr que “Ni una Menos” se convierta en una realidad, tod@s debemos sentirnos social y humanamente comprometid@s en cambiar, modificar, hacer, concientizar, visibilizar situaciones violentas que en casos extremos  pueden terminar con la vida de mujeres y niñas (recordemos que en 2014 fueron asesinadas 277 mujeres (fuente: http://www.lacasadelencuentro.org/femicidios.html

Ante toda esta realidad que nos moviliza a decir “basta” no puedo menos que sentirme indignada al escuchar cómo suena repetidamente en las radios de difusión masiva un tema de Axel “¿y qué?” Porque entiendo como a través de las canciones se pueden transmitir modelos de relaciones crueles y dañinas bajo la aparente simpleza de una manera de amar desafiante pero mortífera... Desenmascaremos ese tipo de entrega absurda y mortal, porque definitivamente “si hay amor, no hay violencia”.

Esto dice esa canción…

Y qué si el amarte me cuesta la vida
y qué si aunque siempre te pienso tu olvidas
y qué si esperando me quedo sin días
si probarte es un acto suicida
Y qué? Y qué?

Y qué si mi karma es tu boca prohibida
y qué si hasta el alma por ti vendería
y qué si mi cielo se llena de espinas
si probarte es un acto suicida
yo prefiero morir a tu lado a vivir sin ti

Y qué si es veneno lo que hay en tus besos
y qué si mi amor para tí es solo un juego
Y qué? Ya no puedo cambiar lo que siento
yo no puedo elegir porque...
Te amo...
Yo te amo...

Y qué si tu amor hacia mí dura un día
y qué si ese amor en verdad me asesina
y qué si el tocarte al infierno me envía
si probarte es un acto suicida
yo prefiero morir a tu lado a vivir sin ti

Y qué si es veneno lo que hay en tus besos
y qué si mi amor para tí es solo un juego
Y qué? Ya no puedo cambiar lo que siento
yo no puedo elegir porque...
Te amo...
Yo te amo...

Y qué si el amarte al infierno me envía
y tu amor hacia mí dura un día
y qué, y qué, y qué...

Y qué si te amo y arriesgo mi vida
si tus besos me quitan la vida
y qué, y qué, y qué, y qué...