Si bien desde hace décadas las mujeres fuimos logrando cambios que nos posicionan positivamente en relación con nuestras pares de generaciones anteriores, relacionados con los roles que ocupamos en lo público y lo privado, definidos históricamente desde las desigualdades de género, hay todavía cambios sustanciales que necesitamos seguir trabajando.

La intención que nos anima es crear espacios donde poder compartir experiencias, reflexionar y construir colectivamente aprendizajes significativos que nos faciliten tomar conciencia de nuestra situación actual y nos permitan imaginar relaciones y prácticas transformadoras que surjan desde nosotras y puedan expandirse…

Integrantes de Equipo MuMi

Clr. Mariana L. Rezk, Clr. Susana Cypin, Clr. Paola Gentile, Clr. Cristina Zóccola

29/11/14

Historia de los estudios de la mujer a los estudios de género



“No nacemos mujeres u hombres sino seres humanos”

Los Estudios de la Mujer (Women's Studies en Inglaterra, o Estudios Feministas, en Francia) se inician en los países centrales y se expande a otros países a lo largo de las dos últimas décadas del siglo pasado.  
La expresión " Estudios de la Mujer " identifica los esfuerzos realizados para ampliar y democratizar los ámbitos académicos, en donde las mujeres no se sentían representadas por estar excluidas como sujetos y objetos de estudio. 
A finales de la década de 1960 se llevan a cabo las primeras investigaciones y programas académicos en torno de “La mujer”. Esta etapa histórica coincide y se caracteriza por el despliegue de los movimientos feministas, cuyas militantes más activas aportan sus experiencias anteriores en otros movimientos de protestas (pacifistas, derechos civiles, antibelicistas, de izquierda), lo que les permiten incorporar a sus planteos propuestas más amplias en cuanto a especificidades de etnia y clase social. A partir de ahí se conforman organizaciones autónomas de mujeres, “grupos de concienciación”, elaboración y publicación de boletines, revistas y periódicos, entre otras tantas manifestaciones culturales.
Estas producciones culturales, en paralelo a la producción académica sistematizada posibilitaron el desarrollo de cátedras, cursos e institutos de investigación sobre la mujer en el ámbito universitario. Inicialmente tomaron como modelo los programas de “Black's Studies”, iniciados por estudiantes y académicos negros en la década de 1960,  y se crearon entonces los programas de “Women's Studies”
Los Estudios de la Mujer significaron una revolución del conocimiento tanto o más impactante que el fenómeno de ingreso femenino masivo a la educación universitaria que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XX. Se necesitó la presencia numerosa y activa de mujeres en las carreras terciarias y en el mundo académico para dar este salto cualitativo. Su impacto se hace visible sobre todo en el campo humanístico y de las ciencias sociales.
Los Estudios de la Mujer pueden definirse como una corriente interdisciplinaria y con un carácter heterogéneo en sus marcos teóricos, metodológicos e instrumentales. En líneas generales, se corporiza en el escenario académico a través de seminarios específicos dentro de los currículos, como programas.
Desde sus inicios, las estrategias y las metodologías utilizadas por los Estudios de la Mujer han tenido como objeto hacer visible lo que se mostraba invisible para la sociedad. Ello se reveló útil en la medida en que permitió visibilizar el lugar en el que las mujeres habían sido social y subjetivamente colocadas; desmontar la pretendida "naturalización" de la división socio-sexual del trabajo; revisar su exclusión en lo público y su sujeción en lo privado, así como cuestionar la retórica presuntamente universalista de la ideología patriarcal. Es así que las grandes corrientes teóricas revisan hacia el interior sus propias producciones en un intento de superar el sesgo sexista que las impregna.
A partir de los resultados obtenidos en la producción de conocimientos y las experiencias acumuladas en los Estudios de la Mujer, se comienza entonces a perfilar una corriente más abarcadora e incluyente que busca nuevas formas de construcciones de sentido que permitirán avanzar integrando ahora la “dialéctica de los sexos” .
Se perfila así el surgimiento de los “Estudios de Género”. Los Estudios de Género aportan una construcción de sentido para ambos sexos que proporciona nuevas perspectivas a viejos problemas, los redefine en términos nuevos y hace visibles a las mujeres no sólo por ser mujeres sino también por ser sujetos con historia dentro de una historia más amplia y total que contiene y comprende a la experiencia humana.
Los Estudios de la Mujer primero, y posteriormente los Estudios de Género, han realizado al interior de cada disciplina, una labor deconstructiva y reconstructiva de las condiciones de producción, reproducción y transformación de sus nociones básicas.
Los Estudios de Género, desde una perspectiva multidisciplinaria, han creado un cuerpo de conocimientos que da cuenta de las razones históricas, sociales, económicas, políticas y simbólicas, que han dado fundamento a la desigualdad entre hombres y mujeres, y de qué modo esta desigualdad se reproduce en el interior mismo del conocimiento científico. Las disciplinas mismas han sido objeto de un minucioso trabajo de deconstrucción y elucidación crítica, dejando en descubierto el carácter sexista de muchos de sus paradigmas legitimantes.
El interés e interrogantes que en un primer momento tuvieron como centro a la mujer, se dirigen ahora hacia las diferencias intragéneros, las relaciones de poder y la violencia entre los géneros, o sobre el futuro mismo del sistema sexo – género.
En la década de los ochenta aparecen también estudios sobre masculinidad y surgen así grupos de autoconciencia de varones y literatura abundante en torno del perfil diferenciador entre masculinidad y machismo. Los hombres comienzan a reflexionar, fuera de los cánones tradicionales sexistas, acerca de la reubicación de las mujeres, y cómo afecta y transforma sus lugares y su identidad genérica.
Por otra parte, para esa misma época surgieron críticas y aportes provenientes de los estudios postcoloniales que también influyeron en los feminismos y en los estudios de género que así incorporaron las vertientes étnicas, de opciones sexuales no hétero y de las posiciones subalternas. Dicha incorporación fue fundamental para una reflexión del feminismo sobre sí mismo y para dar un salto cualitativo en la complejización teórica incorporando las influencias de las teóricas postestructuralistas y poscoloniales, las de las feministas negras, las epistemólogas feministas de las ciencias naturales y los aportes de las pensadoras lesbianas. Estas posturas feministas serán también críticas del binarismo (naturaleza=sexo/cultura=género) planteando que uno de los problemas de mantener un concepto de género binario, relacional y global, es que facilita caer en el error de invisibilizar las diferencias al interior mismo de “las mujeres” y las opresiones que allí se ejercen. Esto implicará un debate sobre la utilidad o no del concepto “género” o la resignificación del mismo a partir de nuevas reflexiones que suponen el rechazo de la perspectiva dicotómica.
En los últimos años como producto de los análisis de la construcción de la identidad sexual y la diversidad, influenciados por los planteamientos derivados de las teorías posestructuralistas se suman los aportes de los movimientos queer y sus producciones teóricas. La teoría queer  plantea un análisis de las desigualdades sociales en busca de la legitimación de sexualidades y géneros no normativos y pensados desde la diferencia. Cuestiona categorías como identidad, género y sexualidad en su característica de categorías fijas, con el fin de profundizar en el análisis de la subjetividad y los procesos de subjetivación contemporáneos.

Bibliografía consultada: Gamba, Susana. (2007) Diccionario de estudios de género y femeinsimos. Editorial Biblos.

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