Si bien desde hace décadas las mujeres fuimos logrando cambios que nos posicionan positivamente en relación con nuestras pares de generaciones anteriores, relacionados con los roles que ocupamos en lo público y lo privado, definidos históricamente desde las desigualdades de género, hay todavía cambios sustanciales que necesitamos seguir trabajando.

La intención que nos anima es crear espacios donde poder compartir experiencias, reflexionar y construir colectivamente aprendizajes significativos que nos faciliten tomar conciencia de nuestra situación actual y nos permitan imaginar relaciones y prácticas transformadoras que surjan desde nosotras y puedan expandirse…

Integrantes de Equipo MuMi

Clr. Mariana L. Rezk, Clr. Susana Cypin, Clr. Paola Gentile, Clr. Cristina Zóccola

31/10/14


LAS MUJERES Y EL DINERO

Clr. Cristina Zóccola


A lo largo de la historia las mujeres han tenido un papel secundario en cuestión de dinero. Hasta no hace mucho tiempo no tenían acceso a ser dueñas de propiedades y sus maridos eran los amos y señores de cualquier cosa de valor, salvo en el caso de alguna que otra que por la viudez tenía que hacerse cargo por ella misma o encontrar otro marido que tomara la rienda de los negocios y propiedades.

Con estos antecedentes es fácil saber por qué a la mujer le cuesta tanto trabajo tomar el control de sus finanzas pues históricamente vienen cargando la ignorancia del manejo del dinero.


También, en general, en la mayoría de las familias no se habla de dinero y mucho menos se da educación financiera, todo lo que se aprende es a base de la observación y generalmente no son cosas muy positivas. En la escuela tampoco nos dan este tipo de educación, así que cuando la mujer sale a trabajar, por lo general, no tiene ni la menor idea de lo que tiene que hacer con su dinero.

Este es un tema muy confuso porque las mujeres por lo general están muy atrasadas en lo que respecta a la educación financiera. No es que los hombres estén muy bien informados pero a ellos se les empujó más a que aprendieran a manejar el dinero por aquello de que son los “proveedores” del hogar, aunque esto, ahora, está cambiando a pasos agigantados.

A los niños se les dice que tienen que ser buenos para las matemáticas mientras que las niñas se dedican más a las ciencias sociales. Tal vez esta sea una de las causas por las que  las mujeres traemos una carga de vergüenza en materia de dinero y no nos atrevemos a confesar que no tenemos ni la menor idea de lo que queremos, debemos o podemos hacer con él.

Se podría decir que en los años 50 y, tal vez, hasta los 70, la mujer era ama y señora del hogar y tenía un gran poder sobre las decisiones económicas tomadas dentro del mismo pero lo ejercía indirectamente. Influía desde un segundo plano y siempre dentro del ámbito de lo privado, en lo doméstico. A partir de fines de los 60, se comenzó con un involucramiento muchísimo mayor ya no sólo en la administración del dinero sino en la conquista de la independencia financiera, es decir, en ganar ese dinero. Es la era de las superpoderosas, mujeres que en algún punto no sólo comienzan a ponerse en pie de igualdad con los hombres sino que adoptan sus modos. Hoy ese modelo ha evolucionado, la independencia económica de las mujeres es un hecho y su poder en ese ámbito una realidad contundente, por lo que nos permitimos relacionarnos con el dinero de un modo más acorde a nuestra naturaleza. No nos hace falta masculinizarnos sino que nuestra sensibilidad y aspectos emocionales también se expresan en nuestra forma de manejar el dinero. 

 

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