Si bien desde hace décadas las mujeres fuimos logrando cambios que nos posicionan positivamente en relación con nuestras pares de generaciones anteriores, relacionados con los roles que ocupamos en lo público y lo privado, definidos históricamente desde las desigualdades de género, hay todavía cambios sustanciales que necesitamos seguir trabajando.

La intención que nos anima es crear espacios donde poder compartir experiencias, reflexionar y construir colectivamente aprendizajes significativos que nos faciliten tomar conciencia de nuestra situación actual y nos permitan imaginar relaciones y prácticas transformadoras que surjan desde nosotras y puedan expandirse…

Integrantes de Equipo MuMi

Clr. Mariana L. Rezk, Clr. Susana Cypin, Clr. Paola Gentile, Clr. Cristina Zóccola

6/9/16

Experiencia de Sororidad

(Clr. Paola Gentile)

“Cuando las cabezas de la mujeres se juntan alrededor de “un fuego”, nacen fuerzas, crecen magias, arden brasas, que gozan, festejan, curan, recomponen, inventan, crean, unen, desunen, entierran, dan vida, rezongan, se conduelen…” (Simone Seija Paseyro)


La palabra sororidad deriva de la hermandad entre mujeres, hermandad por elección y decisión, a través de la cual se van entretejiendo lazos de confianza, respeto, seguridad y amor. 

Son las experiencias de sororidad, las que conducen a las mujeres a la búsqueda de encuentros enriquecedores, altamente saludables, potencializadores para el descubrimiento de cada una de su fortaleza, de su estima, de su valía personal y en donde se puedan desplegar continuamente nuevas posibilidades para transitar un buen y mejor vivir. 

Sin dudas, existen varias mujeres en mi vida con las que he recorrido este camino de crecimiento y maduración pero hoy especialmente vinculado a la sororidad, quiero contar mi experiencia junto a ellas, mis amigas/hermanas del grupo: “Las Marías Magdalenas”

Comienzo a participar en los encuentros de Comunidad (así lo llamamos) hace aproximadamente 13 años por lo que puedo dar cuenta del crecimiento y la transformación que se ha manifestado en
mi propia vida y como testigo de la vida de cada una de mis hermanas (así nos llamamos unas a otras). 

Todas juntas hemos creado un ritual de encuentro, actualmente es de frecuencia mensual (siempre abierto a que si alguna necesita que nos encontremos antes, solo lo pide y ahí estaremos); mateada, cena o almuerzo de por medio, de a una, vamos tomando la palabra, compartiendo libremente lo que deseamos. El clima es tan libre de amenazas, que en plena y total confianza ponemos nuestro corazón latiendo, en carne viva cada vez que nos contamos… y contamos nuestros dolores, alegrías, logros, decepciones, sueños, búsquedas… y es tal la conexión que si una llora ya sea de risa o de tristeza, podemos también llorar todas juntas… luego que terminó de contarse en sus vivencias la que tenia la palabra, recién ahí el resto puede comenzar a preguntar o alentar, o ayudar a discernir, o consolar, o a festejar… 

Hemos formado una alianza de respeto, silencio, lealtad, complicidad y Amor sobre la humanidad de cada una. Conocemos nuestras historias en profundidad y bastan nuestra escucha interesada y miradas aceptantes y desprejuiciadas para que podamos desnudar nuestra alma con total confianza que seremos cuidadas porque nos importamos y mucho. 

Hoy, mi comunidad tiene identidad propia, ya todos/as mi seres cercanos saben de mi participación en este grupo y basta que yo diga tengo comunidad y es algo que se toma “enserio”. Recuerdo al principio la duda que generaba ¿Qué hacíamos? ¿De qué hablábamos? ¿De recetas? ¿De novelas? Hoy se, que lo venimos haciendo es “empoderarnos” y desde los diversos lugares en los que cada una se desempeña, podemos dar cuenta de nuestro poder personal, de nuestra autonomía, nuestras capacidades, de nuestros recursos… hoy, difícilmente alguien “de afuera” pueda tener poder sobre nosotras. 

Agradezco enormemente a este grupo de mujeres maravillosas, mis maestras de vida, mi inspiración, mis hermanas… tanto a las que continúan participando, como también a las que en algún momento de sus vidas formaron parte y hoy ya no participan, pero que aun desde la ausencia siguen estando presentes… 

Es mi deseo que las mujeres podamos tener muchas experiencias de sororidad, que se encienda el fuego y arda la vida!!!