Si bien desde hace décadas las mujeres fuimos logrando cambios que nos posicionan positivamente en relación con nuestras pares de generaciones anteriores, relacionados con los roles que ocupamos en lo público y lo privado, definidos históricamente desde las desigualdades de género, hay todavía cambios sustanciales que necesitamos seguir trabajando.

La intención que nos anima es crear espacios donde poder compartir experiencias, reflexionar y construir colectivamente aprendizajes significativos que nos faciliten tomar conciencia de nuestra situación actual y nos permitan imaginar relaciones y prácticas transformadoras que surjan desde nosotras y puedan expandirse…

Integrantes de Equipo MuMi

Clr. Mariana L. Rezk, Clr. Susana Cypin, Clr. Paola Gentile, Clr. Cristina Zóccola

25/9/15

Y Dios me Hizo Mujer







(Imagen: Tanya Torres)

(Gioconda Belli)

Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo, ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.

¿Cuáles son los Derechos Sexuales?




Los derechos sexuales son DERECHOS HUMANOS fundamentales y universales basados en la libertad inherente, dignidad e igualdad para todos los seres humanos.
La sexualidad es una parte integral de la personalidad de todo ser humano. Su desarrollo pleno depende de la satisfacción de las necesidades humanas básicas como el deseo de contacto, intimidad, expresión emocional, placer, ternura y amor.
Conocerlos es muy importante para integrarlos a nuestras vidas,  ponerlos en práctica, hacerlos valer y defenderlos.
  1. El Derecho a la Libertad Sexual: Es la  expresión de la sexualidad de la forma como lo desees, como te haga sentir mejor, sin que nadie se aproveche, o trate de explotarte o abusar de ti.
  1. El Derecho a la Autonomía Sexual, Integridad Sexual y Seguridad del Cuerpo Sexual: Es la posibilidad de tomar decisiones autónomas sobre tu vida sexual, en un contexto de tu propia ética personal y social, incluye el control y el placer de nuestros cuerpos libres de tortura, mutilación o de violencia de cualquier tipo.
  1. El Derecho a la Privacidad Sexual: Es el derecho a tomar decisiones individuales sobre tus comportamientos sexuales, disfrutando de todo aquello que te haga sentir bien, es importante tener en cuenta que estos comportamientos  no deben interferir con los derechos sexuales de otros u otras.
  1. El Derecho a la Equidad Sexual: Se refiere a la oposición a todas las formas de discriminación, independientemente del sexo, género, orientación sexual, edad, raza, clase social, religión o invalidez física o emocional.
  1. El Derecho al Placer Sexual: Es el derecho a disfrutar del ejercicio de tu sexualidad, incluyendo el autoerotismo.
  1. El Derecho a la Expresión Sexual Emocional: Es el derecho a expresar nuestra sexualidad a través de la comunicación, el contacto y el amor. La expresión sexual es más que el placer erótico en los actos sexuales.
  1. El Derecho a la Libre Asociación Sexual: Significa la posibilidad de casarse, de divorciarse o de convivir  y de establecer otros tipos de asociaciones sexuales.
  1. El Derecho a hacer opciones reproductivas, libres y responsables: Es el Derecho que toda persona tiene a decidir sobre tener hijos, hijas o no, el número y el espaciamiento entre ellos. En este derecho está incluida la información veraz y el acceso a los métodos de regulación de la fertilidad.
  1. El Derecho a Información Basada en el Conocimiento Científico: Es el derecho a que la información sea generada a través de un proceso científico y ético y difundido en formas apropiadas en todos los niveles sociales.
  1. El Derecho a la Educación Sexual Integral-Comprensiva: Es el derecho que todos y todas tenemos a conocer y comprender mejor nuestro cuerpo y sexualidad, a estar informado sobre el funcionamiento y las respuestas que este tiene a estímulos, este proceso dura toda la vida, desde el nacimiento y debería involucrar a todas las instituciones sociales.
  1. El Derecho al Cuidado de la Salud Sexual: El cuidado de la salud sexual debe estar disponible para la prevención y el tratamiento de todos los problemas, preocupaciones y desórdenes sexuales.

(Declaración aprobada en el 14º Congreso Mundial de Sexología , Hong Kong Agosto/99)



Mujeres y sexualidad



                            


 (Clr. Paola Gentile)
            

(Imagen: Rajka Kupesic)




La Organización Mundial de la Salud (O.M.S) define a la Salud Sexual como: “la integración de los elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser sexuado, por medios que sean positivamente enriquecedores y que potencien la personalidad, la comunicación y el amor”. Para poder lograr una saludable integración de los elementos mencionados en la sexualidad de las mujeres, es de fundamental importancia:

- Acceder a información veraz, basada en la promoción de una actitud positiva hacia una dimensión (la sexual) que es constitutiva del ser humano.

- Conocer nuestros Derechos Sexuales y Reproductivos para que sean  utilizados para un mayor desarrollo personal.

-             Asumir nuestro propio deseo sexual, favoreciendo el poder tomar decisiones más saludables sobre nuestra propia experiencia y conducta sexual.

- Abordar la influencia de los procesos de socialización para despojarnos de condicionamientos y limitaciones religiosas, sociales y culturales para adquirir nueva conciencia y alcanzar una visión más acorde a nuestra realidad como personas, lo que nos permitirá ser capaces de asumir el despliegue de la totalidad de nuestro ser, para beneficio de nuestra saludable integridad en pos de nuestro bienestar y plenitud.

Función reproductiva- Función placentera

A través de los siglos se han formado concepciones de lo que significa ser mujer  en materia de sexualidad  que permanecieron incuestionadas por mucho tiempo, en su trabajo sobre “Historia de la Sexología” el Dr. Flores Colombino, nos acerca la idea de cómo la expresión de la sexualidad humana ha estado condicionada por las pautas culturales y morales de cada época y pese a desentrañar muchos misterios guardados por el tabú de los siglos, la tarea continúa. 

La función reproductiva y la función erótica de la sexualidad humana están al servicio del placer y la vida, pero también pueden ser fuente de sufrimiento y muerte.

Durante muchos años la función reproductiva ha sido la que ha legitimado las uniones sexuales. Nuestra cultura está fuertemente influenciada por el cristianismo que ha impuesto ideas muy restrictivas en materia sexual. El antiguo testamento, califica como actos impuros y antinaturales el adulterio, la fornicación, la sodomía y la homosexualidad. La monogamia es estricta y el matrimonio indisoluble. Se ha exaltado la castidad como símbolo de pureza y el acto sexual es pecaminoso, el coito solo es admitido porque es imprescindible para la procreación y pasa a ser un deber sagrado dentro del matrimonio, debiéndose evitar los deseos sexuales como un fin en sí mismos. Todo lo referido a la sexualidad ha estado teñido de pecaminoso, sucio, bajo, impuro por lo que cualquier contacto con el placer no ha hecho más que generar culpa y vergüenza. 

Desde niñas vamos recibiendo mensajes confusos acerca de nuestra sexualidad, se nos dice, de manera más o menos velada, que la ocultemos, la neguemos y la reprimamos, o bien, que la usemos y explotemos hasta que llegará un momento en que será descartada por la edad ya que los medios de comunicación, nos bombardean todo el tiempo con modelos donde el sexo femenino es presentado como medio para seducir, conseguir poder y dinero, relegándonos a un papel de objeto y de sumisión, creando una trampa invisible ya que esos modelos, inconscientemente se van naturalizando.
Así vamos siendo colocadas en categorías sexuales con extremos opuestos. Según los estereotipos y roles de género, podemos entrar en la calificación de ser consideradas putas, ninfómanas, busconas o calentonas, o bien frías, pasivas, frígidas, estrechas o anorgásmicas.

En el 14º Congreso Mundial de Sexología, llevado a cabo en Hong Kong (Agosto/99) se aprueba la Declaración Universal de los Derechos Sexuales y en teoría las mujeres y los hombres tenemos el mismo derecho de ejercer libremente nuestra sexualidad, con respeto a la dignidad e igualdad; pero en la praxis, existen un sinnúmero de restricciones para las mujeres. Sabemos que históricamente la función placentera -sobre todo para nosotras, las mujeres- ha sido relegada o silenciada. Aun en la actualidad, no es extraño escuchar relatos de  mujeres desconectadas de la valiosísima  fuente de satisfacción y gozo que es el  placer; poseen escaso o nulo conocimiento de sus zonas erógenas, de sus genitales, de sus gustos y preferencias en sus formas de estimulación,  o sienten vergüenza para expresar lo que desean o delegan en la pareja la responsabilidad de obtener placer o no han experimentado nunca un orgasmo o participan del acto sexual como una obligación. 

Tengamos presente que nuestra sexualidad se manifiesta en nuestras vidas todos los días, ya que somos seres sexuados desde que nacemos hasta que morimos. Exploremos, conozcamos y conectemos plenamente con nuestra dimensión sexual como una función humana natural y hermosa que está directamente relacionada tanto con la reproducción como con el placer. Apropiémonos de nuestros cuerpos, nuestros deseos y necesidades, y que la expresión de nuestra sexualidad no esté condicionada, limitada o controlada para que en su manifestación  seamos mujeres plenas en nuestra totalidad







Enlaces de interés:

Ley: 25.673 de Salud Sexual y Procreación Responsable