Si bien desde hace décadas las mujeres fuimos logrando cambios que nos posicionan positivamente en relación con nuestras pares de generaciones anteriores, relacionados con los roles que ocupamos en lo público y lo privado, definidos históricamente desde las desigualdades de género, hay todavía cambios sustanciales que necesitamos seguir trabajando.

La intención que nos anima es crear espacios donde poder compartir experiencias, reflexionar y construir colectivamente aprendizajes significativos que nos faciliten tomar conciencia de nuestra situación actual y nos permitan imaginar relaciones y prácticas transformadoras que surjan desde nosotras y puedan expandirse…

Integrantes de Equipo MuMi

Clr. Mariana L. Rezk, Clr. Susana Cypin, Clr. Paola Gentile, Clr. Cristina Zóccola

19/11/13

Interesante acertijo- por Adrián Paenza


Recuerde que aquí no hay trampas, no hay cosas escondidas, todo está a la vista.
Algo más: si no conoce el ejemplo, permítame una sugerencia.
Trate de pensarlo solo/a porque vale la pena, en particular, porque demuestra que lo que usted cree sobre usted misma/o, a lo mejor no es tan cierto.
O, en todo caso, es incompleto.

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Antonio, el padre de Roberto, un niño de 8 años, sale manejando desde su
casa en la Capital Federal y se dirige rumbo a Mar del Plata. Roberto, va con él. En el camino se produce un terrible accidente.
Un camión, que venía de frente, se sale de su sector de la autopista y
embiste de frente al auto de Antonio.
El impacto mata instantáneamente a Antonio, pero Roberto sigue con vida.
Una ambulancia de la Municipalidad de Dolores llega casi de inmediato,
advertida por quienes fueron ocasionales testigos, y el niño es trasladado
al Hospital Zonal.
No bien llegan, los médicos de guardia comienzan a tratar al nene con mucha dedicación pero, luego de charlar entre ellos y estabilizarle las
condiciones vitales, deciden que no pueden resolver el problema de Roberto.
Necesitan consultar. Además, advierten sobre el riesgo de trasladar al niño, y por eso deciden dejarlo internado allí, en Dolores.
Luego de las consultas pertinentes, se comunican con el Hospital de Niños de la Capital Federal y finalmente conversan con una eminencia en el tema a quien ponen en autos de lo ocurrido.
Como todos concuerdan que lo mejor es dejarlo a Roberto en Dolores, la
eminencia decide viajar directamente desde Buenos Aires hacia allá. Y lo
hace.
Los médicos del lugar le presentan el caso y esperan ansiosos su opinión.
Finalmente, uno de ellos es el primero en hablar:
'¿Está usted en condiciones de tratar al nene?', pregunta con un hilo de
voz.
Y obtiene la siguiente respuesta: '¡Cómo no lo voy a tratar si es mi hijo!'.

Bien, hasta aquí, la historia.
Está en usted el tratar de pensar una solución, de manera que tenga sentido.
Le insisto en que aquí no hay trampas, no hay nada oculto.
Y antes de que lea la solución, quiero agregarle algunos datos:

a) Antonio no es el padrastro.
b) Antonio no es un cura.

Ahora sí, lo/a dejo a usted con su imaginación.
Eso sí, le sugiero que lea otra vez la descripción del problema y, créame,
es muy ... muy sencillo.

# La solución mas abajo # Pero EVITE leerla hasta intentar solucionarlo #







La solución
Lo notable de este problema es lo SENCILLO de la respuesta.
Peor aún: no bien la lea, si es que usted no pudo resolverlo, se va a dar la
cabeza contra la pared pensando, ¿cómo puede ser posible que no se me hubiera ocurrido?
La solución es que la EMINENCIA de la que se habla, es la MADRE.
Este punto es clave en toda la discusión del problema.
Como se advierte (si quiere vuelva y relea todo), nunca se hace mención al
sexo de la eminencia.
En ninguna parte. Pero nosotras/os tenemos tan internalizado que las eminencias tienen que ser hombres que no podemos pensarla mujer.
Y esto va mucho más allá de que, puestas/os ante la disyuntiva explícita de
decidir si una eminencia puede o no puede ser una mujer, creo que ninguna/o de nosotras/os dudaría en aceptar la posibilidad tanto en una mujer como en un hombre. Sin embargo, en este caso, falla.
No siempre se obtiene esa respuesta.
Más aún: hay muchas mujeres que no pueden resolver el problema y cuando conocen la solución se sienten atrapadas por la misma conducta machista que condenan.

En fin, creo que es un ejercicio muy interesante para testear nuestras
propias complicaciones y laberintos internos.